Corrían los tiempos aquellos de 1721 cuando el rey de España Felipe V decretó la creación de una universidad en Caracas. Años más tarde, un señor llamado Simón Bolívar juntó ideas con uno menos conocido, pero no menos ilustre, llamado José María Vargas y formaron lo que hoy se conoce como la Universidad Central de Venezuela.
Si sacamos la cuenta la UCV tiene nada más y nada menos que 287 años de edad. Cifra que se dice rápido, pero hay que verle la cara a casi 300 años de dedicación a la enseñanza superior.
A lo largo de la historia se ha dicho que es la punta de lanza de las instituciones del país, es decir, la tapa del frasco, la merma. Sin embargo, en la actualidad, con esa frase podríamos herir el ego de más de algún lector; así que me remito sólo a decir que, nada más el nombre de UCV, tiene algo que decirnos.
Por sus pupitres han pasado: José Gregorio Hernández, Andrés Bello, Andrés Eloy Blanco, Miguel Otero Silva, Irene Sáez, Raúl Leoni, Arturo Uslar Pietri, entre muchos otros que se han destacado a nivel nacional y fuera de las fronteras, que me tomaría todo el texto nombrarlos. (Y por supuesto.. yo, modestia incluida).
La universidad es más que una casa de estudio, aquellos que hacemos vida día tras día, aquellos que ya han pasado por ahí, saben que la UCV es especial, es un gran mundo en miniatura, en donde conviven diariamentre deportistas, drogadictos, filósofos, vagos, malandros, ricos, sifrinas, poetas, músicos, pelabolas, escritores, cantantes y hasta donde nuestra imaginación llegue; de hecho, lo interesante es que todos los días veo algo distinto. Ser ucevista es más que estudiar ahí, es un sentimiento, es algo que llevamos con nosotros para donde vayamos, una marca registrada, algo que nos diferencia de todos los demás estudiantes. Soy Ucevista y mi nombre es tal... dicen los egresados, Soy Ucevista y trabajo en.. , Soy Ucevista y estudio en...
La Ciudad Universitaria muchas veces se convierte en nuestra casa. Nuestros compañeros en nuestra familia. Si queremos comer vamos al Comedor, después nos provoca echar una siesta vamos a Plaza Cubierta, queremos estudiar entramos a la Biblioteca Central, hablar paja y otras cosas más, ahí está Tierra de Nadie, para un concierto el Aula Magna, unas birras: la parroquia.
El valor agregado de la UCV es que no sólo nos prepara como arquitectos, abogados, contadores o ingenieros, sino que ahí tenemos la oportunidad de aprender a ser ciudadanos, a desarrollarnos en lo que más nos guste, a crecer, a aprender a ser humano, ser fieles a los ideales, a luchar por lo que se quiere, a tenderle la mano a quien lo necesita, en fin, a ser personas.
En sus espacios se aprenden materias que no entran en ningún pensum del mundo. Claro está, que no todo aquel que estudia ahí es una monedita de oro, pues la universidad no hace al estudiante y durante esos 5 años hay gente que pasa por la UCV.. y la UCV no pasa por ellos.
En sus espacios se aprenden materias que no entran en ningún pensum del mundo. Claro está, que no todo aquel que estudia ahí es una monedita de oro, pues la universidad no hace al estudiante y durante esos 5 años hay gente que pasa por la UCV.. y la UCV no pasa por ellos.
Digan lo que digan de la universidad, con los mil problemas que tiene, desde el 2000 es Patrimonio Mundial y Cultural de la Humanidad decretado por la UNESCO(ver aquí). Lo que nos hace sentir orgullosos de convivir en un espacio tan importante para Venezuela, nuestro Alma Máter.
Como dice el Himno... la UCV ha sido, es y será siempre..
Como dice el Himno... la UCV ha sido, es y será siempre..
LA CASA QUE VENCE LAS SOMBRAS!.
U.. U.. U C V!