sábado, 14 de febrero de 2009

Tu sonrisa

Esa mañana tu sonrisa se guardó en mi memoria y por mucho que lo intentara, no podía dejar de verla. Esa mañana, después de haberte conocido, intenté mil cosas para hacerte reir.

Aquella tarde rompí demasiadas barreras en mi mente y me atreví a pedirte tu número. No me importó que tu mamá me viera. Tampoco que los demás lo supieran. Había algo dentro de mi que me impulsaba a seguir cada paso hacia donde estabas y gritar tu nombre.

Mi sangre se enturviaba con sólo pensar en no saber más nunca de ti y dejar mi vida sin esa sonrisa. Me daba escalofrío, lo admito. Mis piernas se movían solas hacia ti, mi mirada no te dejaba en paz. Era como una dulce adicción.

Esa tarde moría por rozar tu mano y decirte algo al oído. Hubiese dado todo por susurarte lo linda que eres. Fuiste tan atrevida que provocaste ríos de adrenalina a través de mis venas, y justo ahí desapareciste.

Me dejaste con un sabor extraño en la boca y más aún, con un eco en mi mente que me hacía volver a aquellos labios de miel, una y otra vez. Esa noche dormí soñando en esos ojos color de luna, tan puros, tan inolvidables.

Hubo una noche que volví a ser niño cuando mi teléfono sonó y vi que era un mensaje tuyo. Mi corazón respondió apurando sus latidos, mis dedos tenían propia vida. Fue fantástico. Ya tenían pensada cada palabra.

Soy inocente de lo que siento, porque es tan expontáneo que no me da ni tiempo de pensarlo.

Creo que es tu sonrisa...
... la culpable de todo ésto.



Addenda: ... puntos suspensivos y muchos suspiros.... Feliz Día