No se cómo titularlo

Para un escritor, enfrentarse a una hoja en blanco puede llegar a ser un poco difícil. Ese toma y dame entre un texto y su autor yo podría compararlo quizás, y disculpenme los argentinos, con la sensación de bailar un tango del gran Gardel.

Escribo esto después de dos horas de haber salido de un parcial de la universidad.

Me faje tanto para ese exámen que, justo en el momento de comenzar, lo tuve en mis manos y mi mente hizo una pausa. Recordé todo lo que había hecho horas antes, me di cuenta del grueso de la guía que había leido, miré atrás y vi esos ejercicios rayados, llenos de errores, plasmados con frustración. Y en ese instante eramos la hoja en blanco y yo.

Quise arrugarte...

Miré hacia mis compañeros y vi en todos cara de lucha. Esa cara que uno pone, dos veces sólamente: cuando se está en un parcial o cuando se está en el baño. Si fuera una película pondrían musiquita con violines, y pasaría la cámara lentamente por la cara de nosotros.

Tonto parcial qué haces con tu vida...

Me di unos cuantos tropiezos mientras respondía. Al fin y al cabo bailar tango no se aprende de un día para otro y es preciso tropezarse para aprender. Pero, justo en el instante en que mi mente se despedía hasta mañana, la calculadora se burló de mi diciéndome que el ejercicio había cuadrado.

Y ahora.. respondido.. qué eres?..nada!

Me levanté, agarré mis nalgas que las había dejado en el pupitre y Le entregué las hojas a la profesora como si estuviera entregandole al papa el famoso Santo Grial. Abrí la puerta, y saliendo me dí cuenta lo que era respirar aire puro. Afuera conseguí rostros sonrientes, los mismos rostros que vi luchando hace horas.

Qué somos?.. somos nosotros.. somos futuro.

Le dedico este texto a los que me acompañan día a día en la universidad. Y también a todos los estudiantes de venezuela, futuro digno y capáz de nuestro país.