lunes, 15 de diciembre de 2008

Crónica de muerte lenta (Parte I)


No puedo decir que fue amor a primera vista, pero si puedo decir que me llamó la atención una chica que llegó derrepente al lugar donde estaba reunido con unos amigos.

Aún recuerdo las primeras palabras que crucé con ella, cuando por casualidad sacó de su bolso un Ipod con unas cornetas y nos resolvió el dilema de la música, al menos hasta que se acabara la pila.

- ¡Qué finas esas cornetas!, ¿dónde las compraste?-
- Las compré en Margarita... o no, ya va, las compre en... sí, sí, las compre en Margarita-
- Están bien de pinga, yo quiero comprarme unas así, porque en estos días me compré un Ipod y ando fiebrúo-
- ¿Sí?, qué chévere, lo bueno de esas es que se adaptan a todos los tamaños-
- Coño qué bien, qué funcionales-

Me hice el loco y me alejé. Me distraje hasta que cruzamos un par de miradas. En eso, a mis amigos les dio por jugar tenis de playa... y yo, para no hacer el ridículo jugando, dije que iba a ser el árbitro... para hacer el ridículo a mi manera.

Después de entrar en calor con el juego, llegó el momento echarnos un chapuzón en la piscina. Todos al agua. Todos, y ella no entraba. No es que estuviese pendiente.

- Disculpa, pero la piscina para niños está allá, no querrás que te pase algo y tenga que venir alguien a ayudarte-
- Sí, eso vine a decirte, no es bueno que estés acá con los adultos. Vaya, vaya-
-Las reglas de la piscina dicen que en ésta sólo pueden entrar las personas que midan más de metro y medio.

Me hice el loco. Me le acercaba cada cierto tiempo, pasaba frente a ella silvando y viendo hacia arriba. Hasta que en un momento me djo que tenía hambre, y en eso, me explotó la cotufa que tenía en el cerebro. Me salí de la piscina.

-Ya vengo, voy a traer algo de comer, que yo tambíen tengo hambre- (claro, claro)
- Ah bueno si vá-

Cuando iba caminando de regreso con los dos platos, uno full de queso y otro lleno de doritos, me di cuenta que sería demasiado evidente. Intenté devolverme pero iba a quedar como un loco, más de lo normal. Tenía que pensar rápido.

- Aquí tienen, LES traje queso y doritos pa' que no digan que me porto mal con USTEDES- Le puse ambos platos primero a ella para que agarrara, y tuve que repetir lo mismo con todos los que estaban en la piscina.

Regresé y volví a parecer indiferente. Al rato, hubo un cruce de miradas. Esta vez estaba al lado de su intimidante papá, y giré rápido la cabeza hacia otro lado, porsia las moscas.

Poco después nos acercamos y se dió el momento para conversar a solas. Ambos nos enteramos de lo que hacíamos y porqué habíamos terminado ahí ese día. La hice reir, mientras intentaba no decir ninguna estupidez, aunque fuese por cinco minutos. Yo seguía dando palmadas anónimas bajo el agua, cuando nos llamaron que la parrilla estaba lista. Todos a comer. Esta vez no vi cuando salió, porque el hambre nublaba hasta los pensamientos más perversos, pero puse mi sillita estratégicamente cerca de donde estaba sentada, de nuevo, haciéndome el loco.

Se me hacía imposible picar la carne dura con el cuchillito y el tenedor de plástico que nos dieron así que dejé que se deslizaran por el plato hasta caerse, inocentemente, para no tener excusa de agarrar la carne con la mano. Te pareció gracioso que se me cayeran ambos cubiertos. Gracias.

Justo ahí me di cuenta que no tenía nada para tomar, y ella tenía un vaso lleno de refresco en la mano. De nuevo, cruzamos miradas, y puse una cara desoladora por no tener nada de beber. Me ofreció su vaso tiernamente, y le hice señas que al terminar me acercaría hasta donde ella estaba comiendo.

Fue cuando apareció, casualmente, su mamá, ofreciéndonos a mí y a un amigo refresco. Iba a decirle como Sanz: te lo agradezco, pero no. Me iba a inventar unas de las mías: que soy alérgico al refresco, que me cae mal, que estoy a dieta. Estuve a punto de decirle que ya su hija me estaba guardándo el mío. Pero obviamente acepté, y mi amigo, ni corto ni perezoso, también.

Comimos sabroso y de pronto empezamos todos a bailar. No es que estuviese pendiente, pero vi que se había quedado sentada viéndonos. Fuí hasta donde estaba, esta vez sin rodeos ni pelos en la lengua, para invitarla a bailar.

Bailamos sabroso tambíen. Me preguntaste si lo mojado de mi cuerpo era porque estaba en la piscina. Afortunadamente, sí. Suspiré.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

honeey ajjjaja que buenoo ese de las cronicas..jajajajajajajajjajajjajajajajaja XD me moria de la risa....a todos nos pasa esooo...pero sin la parte de la maticaa y la cosa ajjaa.a.!!! te adoroo muacks (K) <3

Anónimo dijo...

jajajajajajajajajajajaja POR FAVOR! QUE BUENO ESTA HERMANITO! AMO DEMASIADO TUS ARTICULOS! DE VRDD! eres lo maximo! jajajajajajajajajaj no puedo dejarm de reirme te quierooo!