Sabana Grande. Caracas. 4:25 pm.
Juan Ramón. Así se llama nuestro protagonista de hoy. Trabaja como choro profesional, es decir, se dedica a robar en las adyacencias de Sabana Grande y es mejor conocido en las zonas aledañas como "el zambo". Se dedica a ese oficio porque según él "le va mejor que como mototaicista". Su apariencia es sencilla: basta con un blue jean y una camisa con un logo gigante de Nike, originalisima.
Su trabajo es más sencillo aún que su apariencia: se dedica a recorrer los espacios, unas veces caminando otra veces en su moto, y ver su mejor opción para robar, como dice él "cualquiera que vaya boleta por ahi con una cadenita y si la veo mal parada, esa misma es".
El zambo ha llegado temprano al trabajo.
Sabana Grande. Caracas. 4:38 pm.
El sol cae directamente sobre su cara. Pero el resplandor no le molesta por su lentes de la Óptica Anime "de esos que pasan con un anime vendiendo lentes de a 10 mil". Empieza desde el Recreo y bajando desde el boulevard divisa a lo lejos, tal cual tuviese un radar, el brillo del metal de un reloj Tecnomarine. Y a partir de ese momento comienza la cacería.
Sabana Grande. Caracas. 4:42 pm.
El zambo se monta en la moto, tal cual zorro en su corcel, y lo ve pasar de reojo. Se le coloca atrás para analizar muy bien las oportunidades. El zambo ve al comienzo de la calle y se asegura de la ausencia de algún PM ya que "después se ponen popis y hay que darles algo pa' que no te ladillen.. ". La calle está sola, a excepción de Juan Ramón, su presa y un recojelatas que se mueve gritando algo al otro lado de la acera.
Sabana Grande. Caracas. 4:45 pm
El ataque: Se para al lado de la víctima montado en la moto, saca su herramienta de trabajo, una navaja o chuzo o el bonais como le dice El zambo ya que supuestamente todo el mundo se refresca cuando lo saca. Lo saluda, muy serio, con cara de pocos amigos.
- Qué fue varón. Quédate quietecito, oiste, que cargo un chuzo y te apuñalo aqui mismito y me sabe si te desangras, diablón.- Le aborda.
-Coño vale chamo no me vayas a robar pana mío mira que no cargo nada- le responde la victima, evidentemente asustada.
-Callate la jeta y dame el relojito, sapo- dice el zambo, poniendo orden.
-Coño pana mira que lo compre con los aginaldos guevon- le ruega.
-¿Qué?, ¿qué dijiste vale?- le acerca el bonais -¿Cómo dijiste vale?. El relojito y no te comas la luz.-
No hubo respuesta de la víctima y el reloj pasó de una mano a otra rápidamente. En ese momento El zambo se fijo de otro detalle.
-Ay papá.. y me pasas la guaya que tienes en la nuca, pero eso es volando varón.- empezó a apurar las cosas.
-Coño mira chamo eso no es plata, de pana y todo que no es, es un regalo de mi mama chamo, de pana y todo.. de pana y todo.. - y por el nerviosismo lo repitió como 10 veces.
El zambo lo dejó tranquilo. Guardó su navaja y se despidió
-Pendiente por ahí sucio que si te vuelvo a ver te jodo.-
Aceleró la moto, subió al boulevard por otro callejón, de allí manejó hasta un estacionamiento público, dejó la moto ahí, y se bajó. Caminó hasta la famosa Pan 900, una panadería viejisima que queda en el boulevard.
Sabana Grande. Caracas. 4:59 pm.
Pidió un golfeado con queso y un gatorade. El día había empezado bien. Según el, en diciembre, la profesión que da más aguinaldos es la de choro.
Se sentó en una mesita, saco el Tecnomarine que sólo hace minutos le pertenecía a otra persona, lo vio y suspirando dijo:
-De aquí saco la platica pal niño jesús de los carajitos-
Le dio un último bocado al golfeado... y se alejó entre la multitud en búsqueda de su próxima víctima.
1 comentario:
Interesante la historia que contastes...aunque tristemente es lo que pasa ahora en nuestro pais buen m voy besitos
cuidaye sigue poniendo cositas!
(K)
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