jueves, 17 de enero de 2008

El amante


Me despertó una brisa fría de enero.
Abrí los ojos y lo primero que ví fue a ella. Estaba envuelta en las sábanas, acurrucada.

Sonreí al ver que las había agarrado todas. Quise pararme de la cama sin despertarla, lentamente quité uno de sus brazos que mantenía en mi pecho y logré safarme sin que se diera cuenta.

Me encanta verla dormir. Me parece extraño que la cosa que más me guste, sea ver dormir a mi jefa.
Caminé hasta el baño y mirándome en el espejo pude recordar lo que habíamos vivido esa noche. Su esposo, sí, su esposo, se había ido de la ciudad aparentemente, ella no me explicó para qué. Esa tarde soleada de enero me dió la señal que tanto habia esperado: me pediste que llevara unos papeles de la oficina a tu casa.

Esa mañana su esposo debería haber estado trabajando en algún lugar del mundo. Regresé hasta la cama, me senté y sentí como me envolvía por la cintura desde atrás con ambos brazos. Di media vuelta para poder mirarla a los ojos. Me preguntó si había logrado dormir algo. Y ahí empezó verdaderamente la historia.
-En realidad, caí como un niño al lado tuyo- le respondí. Ella me miró sin sonreir y se sentó en la cama, se veía la mitad de su cuerpo destapado por las sábanas.
-Quédate unas horas más- me dijo.
-Ambos sabemos que no puedo. Si no llego temprano mi jefa me puede despedir.-
-Al menos desayunemos juntos, sólo eso.-
-Entonces quédate en la cama y dejame eso a mí, al menos.- le guiñé el ojo y fui hasta la cocina de su apartamento.

Sólo su cocina era como mi casa completa. Lo primero que se me ocurrió hacer fueron huevos revueltos con pan tostado, café y cereal. Lo puse todo en una bandeja y se lo llevé a la cama. La encontré vestida con una bata que hubiese vuelto loco a cualquiera, mirando por la ventana con el celular en la mano. Su esposo había llamado, venía camino del aeropuerto a cambiarse.

-Entonces creo que es hora de irme.- le respondí. Agarré mi ropa y me vestí en menos de un minuto. Lo tenía todo arreglado para emergencias y con el tiempo había aprendido a ponerme toda la ropa en un sólo movimiento.

Nos despedimos en el ascensor. Otra de las cosas que más me gustan son sus despedidas. Me hacen desear más de tí.

Al llegar a la planta baja me encontré de frente con un tipo bien vestido que llevaba una maleta.

Buenos días, tipo.. vengo de estar con tu mujer, pensé mientras le pasaba por un lado.

Al llegar a la calle para agarrar un taxi, sonó mi teléfono.
1 mensaje nuevo:
T espero mañana para q me traigas, por favor,
unos papeles q dejé en mi oficina.
PD: los huevos no tienen sal...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Diosss Hector!! jaja increiblee escribe un guion y llevalo a cualquier canalsucho de aki y te aseguro que la hora de almuerzo de las cachifas jamas sera tan feliz como con esto!!! jajajajaja xD

Anónimo dijo...

jEJE Muy BUenA esTa HIsToRIa bRo... NO La HaBIa viStO...ergA q DEscAradA esA jEFa? SE pArECe a lA mÍa.. Pero pSiiiTo no dIGaas nA´ jeje