Eran exactamente las 6 de la mañana. Amanecía lentamente en cualquier lugar del llano venezolano, y el sol apenas alcanzaba a iluminar unas pocas ramas afortunadas.
En ese momento terminaba la labor del Silbón. Sí, leyeron bien, el Silbón, pero no se asusten, no es tan malo como parece.
Uno cree que los espantos son sólo espantos por siempre, pues esa creencia es errónea, los espantos en realidad sí tienen "vida". Ellos duermen, comen, hablan y se relacionan tal cual como un ser humano. Tienen inclusive leyes, y algunos, como el Silbón, tienen horarios para trabajar.
Pasar un día, o mejor dicho, una noche asustando a la gente en la sabana venezolana no es fácil. Iba el Silbón de regreso a su casa, ubicada en cualquier lugar del llano venezolano, a dos cuadras de un riachuelo, ahí mismito a mano izquierda, caminando al mejor estilo de un espanto, arrastrando los pies pero sin levantar polvo, como levitando, pues.
Al abrir la puerta de su casa, enseguida salió la Sra. de Silbón. Y esto fue lo que sucedió.
-Buenos días mi amor. ¿Cómo te fue hoy en el trabajo?-
-¡Terrible!, el tráfico en la vía hacia Bolívar ha disminuido, si sigue bajando así ya no sé con qué voy a trabajar-
-No me digas eso Silbón, que me pongo muy preocupada. Ya conseguirás conductores a quienes asustar-
-Eso espero cariñito, pero tuve suerte hoy, pasó un camionero de esos que llevan leche, que tenían años sin pasar. Bueno, me le aparecí en el asiento del copiloto, hubieras visto la cara de ese hombre, de vaina que no se salió por la ventana!-
-¡Ay Silbón, tú tienes unas cosas!-
-Jajaja, me recordó aquél tipo que me le aparecí en el asiento de atrás, ¿te acuerdas?, el que iba por la trocha como a las 3 am-
-Ay sí, me acuerdo, y se estrelló contra un poste... sí que la pasamos bien ese día... por cierto, ahí te llegó la carta del comité, a ver si vas a la reunión, parece que van a elegir el espanto nacional.-
Y es que los espantos están tan bien organizados, que la Comisión de Espantos Asociados (CEA), conjuntamente con el gobierno nacional, a través de la Misión Espanto Primero, organizaron una reunión para elegir el Espanto Nacional en el próximo programa dominical Aló Espanto.
Los invitados fueron diversos y de todas las categorías y estilos. Se extendió la alfombra roja, color muy acorde al momento, y fueron apareciendo las estrellas de la noche, entre otras: se presentó la Sayona, vestida con un exuberante traje blanco. Más tarde llegó la Llorona, con su pañito para secarse las lágrimas. La Loca Luz Caraballo lucía una elegante blusa desgarrada y unos muy fashion pantalones llenos de barro, acompañada por unos accesorios diseñados por la casa Tramontina, cuchillos y najavas muy a la moda. Finalmente apareció el Silbón, luciendo un pulcro diseño de Armani de la colección tropical: camiseta con huecos, pantalón de caqui y sombrero de paja ajustado a la perfección.
-Auuuu.. quisiera tomar la palabra.- dijo la Sayona - Me alegra que hayamos hecho esta reunión para finalmente elegirme como el Espanto Nacional-
-Osea, que nula eres amiga Sayona - respondió la Llorona, en su característico tono de sifrina malcriada -no vengas tú, con tu cuerpecito de muerta, a dártelas de más espanto que yo, ¿ok?-
-Vamos chicas, no se peleen- intervino el Silbón - no crean que van a ganarle a este profesional del susto.-
-Chicos, chicos, porfavor, mantengan la calma! - habló la Loca Luz Caraballo -Esta reunión es seria. Nuestro comandante nos ha pedido que entre nosotros escojamos al mejor, a ver Sayona, ¿qué haces tú?-
-Bueno, yo soy una hermosura, tengo 90 60 90 y atraigo a los hombres que son mujeriegos, cuando ellos se acercan me transformo en Lina Ron y los tipos salen corriendo tan asustados que no les quedan ganas de ser mujeriegos. Pero últimamente algunos no se han asustado.-
-¿Y tú, Llorona?-
-Osea, yo me vuelvo súper fastidiosa por las noches y me pongo a lamentarme con un velo de novia super nice para que me devuelvan a mis hijos, que nunca tuve ósea por Dioss!!, esta figurita no se puede dañar con unos mocositos, ¿ok?-
-Pobrecita, Llorona. - respondió el Silbón -Yo en cambio voy silbando por las carreteras, la gente cree que me pasó algo y se detiene, cuando me monto en los carros empiezo a silbar tan fastidioso que la gente se asusta, aunque a veces yo me asusto más con ese reggaetón a todo volumen.-
-Muy educativo, Silbón- opinó la Loca Luz Caraballo. -Y yo en realidad lo que hago es ir gritando por los páramos, la gente lo que hace es verme y listo. Ya no se asustan como antes-
-Es verdad- dijo la Sayona - Los tiempos han cambiado, ya no somos espantos como antes. Ahora la gente se asusta por otras cosas.-
-Propongo algo- dijo el Silbón - vamos a responderle la petición a nuestro comandante de la siguiente manera:
Querido Comandante: Ya nosotros no asustamos a la gente tanto como usted. Le ruego que nos perdone, pero a la gente le da más miedo que falte la leche, el azúcar y el pollo, a que se le aparezca alguien gritando. Ahora la gente se asusta más por los choros, y porque en la calle no los maten en un tiroteo. Gracias por la consideración Comandante, pero como usted, no hay espanto alguno.
1 comentario:
Genial tu sitio Héctor, te felicito. Hacía bastante tiempo que nop gozaba una bola y parte de otra leyendo en internet. No solo voy a seguir visitando tu sitio, sino que lo voy a recomendar en mis programas de radio.
Jacinto Sandes( Venezuela)
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